jueves, 5 de abril de 2007

El Camilo

Esta experiencia la viví en un establecimiento ubicado en Belloto Norte, en el año 2006. Este era un 4º año básico con un grupo de 41 alumnos y alumnas, entre ellos 21 hombres y 20 mujeres. Sus edades iban desde los 9 a 12 años de edad.
Ellos eran alumnos bastante vulnerables, sus situaciones económicas no eran de lo más favorable para ellos. Pero gracias a la labor que desempeñaba la profesora jefe estos niños/as podían optar a muchos beneficios.

El clima que pude percibir desde el primer día de práctica fue un clima bastante ordenado, claro que pasadas unas horas de clases los niños y niñas comenzaban a colapsar.
Desde el primer día de práctica me llamó mucho la atención la actitud y la personalidad de un niño en particular, desde el primer minuto que entrelacé una palabra con él todo se volvió confuso, él me hablaba de una manera muy grosera, fuerte, en definitiva el sentía mucha rabia por el hecho de que yo estuviera ahí, sentada en su puesto, ya que aquel día el llegó tarde a esa clase entonces yo sin saberlo me senté en su puesto.

Camilo tenía una mirada muy triste, doliente, sus ojitos me producían gran inquietud por saber en verdad quien era él.

Un día recuerdo que estaba en el puesto de una niña ayudándole a pegar unos materiales de tecnología, yo en mí delantal portaba un “cuchillo cartonero” sin imaginarlo Camilo por detrás me lo sacó de mi delantal y comenzó a correr por toda la sala de clases, fue tanto el susto que durante muchos segundos quedé completamente pasmada con los hechos, para la mala suerte mía en ese instante estaba sin profesor en la sala, y es ahí cuando surge la pregunta ¿Qué se hace en medio de 40 alumnos y alumnas? ¿Cuál es la verdadera actitud que debiera tomar un alumno/a en práctica?
De repente sentí que él estaba detrás de mí, sólo él tenía en mente agredirme, de alguna manera llamar la atención frente a sus compañeros/as.
Esto fue como una especie de alarma, él sólo quería llamar la atención.

Uno de los mejores actos que pude hacer frente a esto fue conversar con Camilo, preguntarle que era lo que realmente el sentía, cuales eran sus verdaderos sentimientos hacia mí.

Esta experiencia fue elegida por que en definitiva marcó mi desarrollo de mi práctica en este colegio, fui violentada por un niño de no más de 12 años. Un niño con problemas psicológicos.
María José Villalobos

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